En 2022, el Convenio de Minamata sobre el Mercurio amplió su ámbito de aplicación para abarcar las fuentes no reguladas de este químico nocivo, incluidas determinadas lámparas, propulsores de satélites y empastes dentales para niños. Los productos con mercurio añadido como estos representan el 30% del uso mundial de mercurio. Mientras tanto, las Partes acordaron enmendar el Convenio de Basilea para hacer que todos los desechos electrónicos estén sujetos al consentimiento fundamentado previo, un medio para compartir información a nivel mundial sobre ciertos productos químicos y pesticidas considerados peligrosos. A nivel mundial, se generaron 53 millones de toneladas de desechos electrónicos en 2019, de los cuales solo se recicló el 17%. Los convenios hermanos (el de Róterdam y el de Estocolmo) también añadieron importantes productos químicos de uso industrial a sus listas de sustancias controladas.
El programa de aplicación del desarrollo sostenible con bajo contenido de productos químicos y sin productos químicos en los pequeños Estados insulares en desarrollo fue puesto en marcha en junio. Esta iniciativa de cinco años, financiada por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), busca evitar la liberación de más de 23.000 toneladas de sustancias químicas tóxicas y más de 185.000 toneladas de basura marina. Apoya a 33 pequeños Estados insulares en desarrollo y aborda las obligaciones del Convenio de Estocolmo, el Convenio de Minamata y el Enfoque Estratégico para la Gestión de Productos Químicos a Nivel Internacional (SAICM).
Asimismo, el PNUMA intensificó sus esfuerzos para abordar la contaminación de las aguas residuales y los riesgos ecológicos y para la salud asociados, especialmente la resistencia a los antimicrobianos. La resistencia a los antimicrobianos se produce cuando las bacterias, los virus, los hongos y los parásitos ya no responden a los agentes antimicrobianos. En 2019, las infecciones bacterianas resistentes a los medicamentos contribuyeron a casi 5 millones de muertes. Por tal motivo, se creó la alianza cuatripartita del PNUMA, la FAO, la OMS y la OMSA que estableció un nuevo marco para apoyar las respuestas nacionales a la resistencia a los antimicrobianos y ha abogado por la adopción de medidas sobre esta cuestión al más alto nivel, incluido el Grupo de los 20.
