11 May 2017 Reportaje Green economy

Conferencia en Chile analiza los beneficios de implantar la movilidad eléctrica en el transporte público de la región

Transformar el parque de buses de América Latina en eléctricos es el desafío que se debate desde ayer, 10 de mayo, en la Primera Conferencia Internacional sobre Movilidad Eléctrica y Transporte Público que se celebra en Santiago de Chile, Chile.

Organizan el evento, que finaliza hoy, el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones de Chile, la Sociedad de Fomento Fabril, el Centro Mario Molina y la Embajada de Finlandia, bajo los auspicios de ONU Medio Ambiente y con el apoyo de la iniciativa Euroclima de la Unión Europea. En él, expertos internacionales presentan las experiencias más interesantes a nivel internacional en movilidad eléctrica, además de profundizar en los desafíos que supone la puesta en marcha y operación de servicios de transporte público con buses eléctricos.

América Latina posee una de las tasas de urbanización más altas del mundo, con 80% de la población viviendo en núcleos urbanos y, a pesar de la gran cantidad de vehículos privados, el transporte urbano todavía se encuentra más cerca del patrón de ciudades europeas que del modelo de uso intensivo de auto propio de los Estados Unidos.

En la región, el transporte es uno de los principales focos contaminantes y es el sector con mayor incremento de emisiones de gases de efecto invernadero. A menos que se acelere la transformación tecnológica y se pongan en marcha políticas innovadoras, los gases que emite esta actividad continuarán aumentando y, con ello, su contribución al cambio climático y a la contaminación atmosférica.

“En América Latina existen 1,2 millones de buses que, si pasaran a utilizar la electricidad para su funcionamiento, permitirían no sólo reducir las emisiones de CO2 y las importaciones de combustibles sino también mejorar la calidad del aire y la salud de los ciudadanos”, señaló durante su intervención en la inauguración de la conferencia el Jefe de la Oficina Subregional para el Cono Sur de ONU Medio Ambiente, José Dallo.

El costo de las baterías, que rige la economía del transporte eléctrico, ha registrado un descenso de 14% anual, al tiempo que la densidad de energía de estos dispositivos ha aumentado 5% cada año. Además, la región posee un el alto nivel de generación eléctrica procedente de fuentes renovables, por lo que “existe una ventana de oportunidad fantástica para innovar y realizar una transformación hacia la sostenibilidad”, apuntó Dallo.

Para apoyar a los países de la región en el desarrollo de estrategias y proyectos que promuevan el paso a la movilidad eléctrica, ONU Medio Ambiente, junto al Centro Mario Molina, lanzó a principios de este año la comunidad MOVE.

Creada en el marco de la iniciativa REGATTA y con apoyo del Gobierno de España y el Centro y Red de Tecnologías del Clima, MOVE incluye en sus jornadas de formación y debates varias temáticas: los vínculos entre la calidad del aire y la movilidad eléctrica, políticas e incentivos, opciones de financiamiento e involucramiento del sector privado. La iniciativa también apoya a países para establecer alianzas público-privadas que aceleren el paso a la movilidad eléctrica.

En algunos países de América Latina ya se está avanzando en el uso de la electricidad como motor del transporte urbano. En el caso de Chile, gobierno, sector privado y sociedad civil acaban de lanzar el Consorcio de Innovación en Electromovilidad, para establecer las condiciones de mercado que faciliten la incorporación de la movilidad eléctrica en el país, aprovechando la futura licitación de buses en Transantiago que incluirá una cantidad importante de buses eléctricos.