El 25 de julio de 2020 un carguero japonés chocó con un arrecife en la costa sureste de la Isla Mauricio y derramó toneladas de petróleo sobre corales, prístinas lagunas de color turquesa y ecosistemas únicos de esta nación ubicada en el océano Índico.
El barco encallado se fracturó en dos partes y liberó aún más petróleo en esta zona, que alberga algunos de los arrecifes de coral y áreas marinas protegidas mejores conservados del mundo.
El derrame de petróleo tiene el potencial de causar impactos devastadores y generalizados en el país, que depende de sus mares para la alimentación, los medios de vida y el turismo, una actividad económica que representa 36% del PIB de la Isla Mauricio y genera US$ 4.300 millones al año.
El accidente amenaza a la industria pesquera, ya que los barcos y los artes de pesca pueden resultar dañados. En el caso de un derrame masivo, la salud humana puede verse afectada por el contacto directo o la inhalación del petróleo, o por el consumo de mariscos o pescados contaminados.
Si bien el país ha declarado el estado de emergencia ambiental y la respuesta a desastres está en marcha, la situación pone de relieve la vulnerabilidad de ecosistemas y hábitats como manglares, pastos marinos y corales.
El petróleo, una mezcla compleja de muchos productos químicos, puede matar los corales, según sea su especie y el grado de exposición a la contaminación. La toxicidad crónica del petróleo impide la reproducción, el crecimiento, el comportamiento y el desarrollo de los corales. La época del año en la cual ocurre un derrame también es un factor curial, ya que la reproducción del coral y las etapas tempranas de la vida son particularmente sensibles al petróleo.
Los corales sostienen una cuarta parte de toda la vida marina, proporcionan seguridad alimentaria y medios de vida a al menos 500 millones de personas y protegen las costas al mitigar el impacto de olas, tormentas e inundaciones. Se estima que los servicios ambientales de los arrecifes de coral tienen un valor de $ 2.7 billones cada año.
Ya se están realizando esfuerzos para proteger mejor estas ciudades submarinas.
Solo dos meses antes del derrame petrolero en la Isla Mauricio, la Iniciativa Internacional de los Arrecifes de Coral (ICRI), un socio de larga data del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), acordó una recomendación sobre la inclusión de los arrecifes de coral en el Marco Mundial de la Diversidad Biológica posterior a 2020 del Convenio sobre la Diversidad Biológica, que se aprobará en mayo de 2021.
La iniciativa reconoce la vulnerabilidad de los arrecifes de coral al cambio climático, la acidificación de los océanos, la contaminación terrestre, como los nutrientes y sedimentos de la agricultura, la contaminación del mar, la sobrepesca, entre otras actividades.
La recomendación, adoptada después de más de 18 meses de trabajo y consultas con las partes interesadas, tiene como objetivo priorizar y monitorear los arrecifes de coral y sus ecosistemas relacionados a través de indicadores rigurosos dentro del marco post-2020.
Hace un llamado a los países a salvaguardar los ecosistemas de arrecifes de coral, identifica un conjunto de seis indicadores relacionados con los corales para su adopción y otros cinco indicadores para el desarrollo prioritario, con el fin de que se proporcione información mejorada sobre la integridad, función, integridad y resiliencia del ecosistema.
¿Cómo ayudarán los indicadores a salvar los arrecifes de coral?
Monitorear métricas claramente definidas de manera consistente permitirá a los países detectar y actuar sobre los cambios en los ecosistemas causados por la actividad humana y las amenazas naturales.
“Los arrecifes de coral son el ecosistema con mayor biodiversidad del océano, pero, lamentablemente, también son el más vulnerable al cambio climático a nivel mundial. Ahora es el momento de que los Estados Miembros se unan para abordar la crisis mundial de los arrecifes de coral”, dijo Leticia Carvalho, coordinadora de la subdivisión de Agua Dulce y Océanos del PNUMA, en apoyo a la recomendación del ICRI.
Según la Evaluación Global de Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas de 2019 de la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica (IPBES), casi la mitad de los arrecifes de coral a nivel mundial ya se han perdido. Esto pone en peligro la seguridad, el bienestar, la alimentación, el patrimonio cultural y los medios de vida de cientos de millones de personas que dependen del ecosistema.
La protección de los arrecifes de coral es fundamental para el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas (2021-2030), que estará orientado a la recuperación de ecosistemas degradados y destruidos para combatir la crisis climática y mejorar la seguridad alimentaria, el suministro de agua y la biodiversidad.