15 Jun 2019 Reportaje Air quality

Las voces en favor de nuestro planeta son cada vez más fuertes. Debemos cumplir nuestro mandato

Inger Andersen, Directora Ejecutiva, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente

Hay algo en el aire. No estoy hablando de la contaminación o de las emisiones de gases de efecto invernadero. Me refiero al cambio que necesita hacer la humanidad para abordar los desafíos ambientales que han puesto a nuestro planeta y nuestras sociedades en peligro inminente.

Todos podemos sentir este llamado urgente: en nuestros lugares de trabajo y escuelas, en nuestras ciudades y comunidades, en las salas de juntas y en los medios de comunicación, en los parlamentos y consejos municipales, en laboratorios e incubadoras de empresas.

Personas de todos los rincones del mundo exigen transformar desde la raíz la manera en la que nosotros, como individuos y como sociedad, interactuamos con el planeta. Existe una clara comprensión de que debemos vivir dentro de los límites de nuestro mundo natural. En respuesta, la sorprendente capacidad de innovación e imaginación de la humanidad se ha orientado hacia la búsqueda de soluciones.

Nunca antes el mandato ambiental había sido más visible, reconocido y aplicado. Pero nunca antes las apuestas habían sido tan altas.

La contaminación del aire, la tierra y el agua está envenenando el planeta, desde la fosa más profunda del océano hasta el pico más alto de las montañas. En un preocupante informe, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático nos reveló que queda poco tiempo para evitar los peores impactos del cambio climático. Científicos de diversos organismos nos están advirtiendo que la actividad humana está devastando la biodiversidad, que amenaza los medios de vida, la seguridad alimentaria y la sociedad tal como la conocemos.

Tenemos mucho trabajo por hacer. Debemos garantizar un medio ambiente saludable para todos, un requisito esencial para el desarrollo, la paz, la estabilidad y la erradicación de la pobreza. Necesitamos cambiar nuestra huella ambiental: cómo consumimos y desechamos bienes, cómo planificamos y construimos, cómo potenciamos nuestras sociedades, cómo medimos el crecimiento y cómo compartimos el planeta con otras especies.

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Hoy, cuando asumo el liderazgo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, estoy convencida de que podemos hacer este trabajo unidos. La gestión ambiental y la sostenibilidad han estado en el centro de mi travesía personal desde mi primer trabajo en la década de 1980 en Sudán, donde me dediqué a temas de sequía y desertificación. He visto lo que las personas pueden lograr cuando trabajan juntas hacia un objetivo importante.

En estos días de cambios, la organización que estoy liderando juega un rol crítico. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente es el vínculo entre la acción científica y política de los gobiernos, lo cual supone un impulso clave para el cambio. La Estrategia a mediano plazo de la organización (2018-2021) y el programa de trabajo que lo acompaña, informan, apoyan y asisten a las naciones a medida que avanzan hacia un futuro sostenible. Este programa de trabajo, que guía cada acción que realiza la organización, está totalmente alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París y muchos otros procesos internacionales. Colaboramos de la misma manera con la sociedad civil y el sector privado, sin los cuales el cambio a la velocidad y la escala que necesitamos simplemente no será posible.

También tenemos una larga historia de prever los desafíos emergentes y de apoyar a las naciones en la medida en que llegan a acuerdos sobre temas que requieren una acción global coordinada. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente alberga las secretarías de muchos acuerdos multilaterales sobre temas ambientales: desde la biodiversidad y los ecosistemas, y los mares regionales, hasta la gestión de desechos químicos o la protección de la capa de ozono. Espero poder apoyar estos acuerdos para que puedan alcanzar sus ambiciosos objetivos.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente está aquí para apoyar al sistema de las Naciones Unidas y todos los procesos relacionados con la acción ambiental. En septiembre de este año, en la Cumbre de Acción Climática del Secretario General de las Naciones Unidas, los países mostrarán un salto en la ambición colectiva. En 2020, en la próxima reunión del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, el mundo acordará objetivos nuevos y, espero, ambiciosos para detener la pérdida de biodiversidad. Lo que sea que mi organización pueda hacer para apoyar estos movimientos alentadores, lo haremos.

Como cualquier organización, sin embargo, debemos evolucionar y mejorar. Me he tomado muy en serio los cambios exigidos a esta organización. Trabajaré en estrecha colaboración con el personal, la administración y los Estados Miembros para asegurarme de que sigamos avanzando, mientras aprendemos del pasado. Nos adheriremos a los altos estándares que se esperan de una institución con un mandato global tan poderoso: salvaguardar la vida en la Tierra.

A medida que trabajamos cada vez más y mejor, nuestro éxito no se definirá por un informe o una conferencia, sino por la forma en que ayudamos a los Estados Miembros y a sus poblaciones a cambiar el futuro.

El éxito para nosotros significa detener la crisis de extinción de especies. Significa evitar que siete millones de personas mueran por la contaminación del aire cada año. Significa que los países tomen medidas para garantizar el consumo y la producción sostenibles. Significa un planeta alimentado por energía limpia. Significa que toda la humanidad cosechará los beneficios de un medio ambiente saludable y próspero durante los próximos siglos.

Hoy, cuando llego a la hermosa Kenia, haré todo lo posible para trabajar con el personal, los Estados Miembros y nuestros aliados para que esto suceda.