Robert Bullard - Lifetime Achievement

Defensor de la justicia ambiental

Para Robert Bullard, ganador del premio Campeones de la Tierra 2020 en la categoría Trayectoria de Vida, la revolución comenzó con unos marcadores de colores. Era 1978 y el sociólogo y activista ambiental estadounidense tenía tres años de haber terminado sus estudios de posgrado cuando su esposa, abogada, le dijo que se disponía a demandar al estado de Texas.

“Una compañía de eliminación de desechos estaba tratando de instalar un vertedero en el centro de una comunidad negra de clase media en Houston”, recordó recientemente. “Ella necesitaba pruebas para respaldar una orden de protección y yo era su única esperanza”.

Así, con seis estudiantes de posgrado, Bullard se dispuso a liderar el que sería uno de los primeros estudios etnográficos de su tipo en Estados Unidos, utilizando marcadores rojos, verdes, anaranjados, amarillos y negros para identificar barrios, residentes e industrias contaminantes. Lo que encontró fue aleccionador, pero no sorprendente.

En la ciudad de Houston, donde solo uno de cada cuatro residentes era afroamericano, la totalidad de los vertederos y seis de los ocho incineradores operados por la alcaldía estaban en barrios negros, mientras que tres de los cuatro vertederos privados se ubicaban también en estas comunidades. Esto significaba que más de 80% de toda la basura de Houston —una de las ciudades más grandes de Estados Unidos— se eliminaba en comunidades afroamericanas.

La esposa de Bullard, Linda McKeever Bullard, y el grupo comunitario al que representaba, al final perdieron la demanda colectiva que habían logrado poner, llamada Bean contra Southwestern Waste Management Corp. Sin embargo, establecieron un precedente importante: esta era la primera demanda en Estados Unidos en contra de contaminadores en la que se les acusaba de racismo ambiental según la Ley de Derechos Civiles. Esto encaminó a Bullard en una vía de investigación que ha crecido hasta convertirse en un movimiento a favor de la justicia ambiental.

“Fue un despertar para mí. Decidí que no iba a hacer sociología de hombres blancos muertos, sino una sociología fuera de serie. De modo que reprodujimos el estudio de Houston y comenzamos a ver qué pasaba en todo el sur de Estados Unidos –la parte del país que llaman Dixie–. Nos dimos cuenta de que la opresión ambiental estaba arraigada en un racismo sistémico. Estaba inscrita en su ADN”, dijo Bullard.

Un problema sistémico

Sus investigaciones culminaron en Dumping in Dixie (Vertido en Dixie), el primero de 18 libros escritos por Bullard de manera individual o colectiva. Investigó la historia de las comunidades negras recién liberadas en este territorio otrora esclavista que fueron comprando propiedades, así como a las compañías contaminantes que de inmediato siguieron sus pasos. El libro muestra cómo, además de que se les privaba de infraestructura y educación, saneamiento y agua potable, a estos descendientes de esclavos y sus familias también se les exponía a niveles de contaminación más altos que el promedio, lo que ponía en riesgo su salud y bienestar por generaciones. 

Durante demasiado tiempo, afirma Bullard, su recorrido fue solitario. Los defensores ambientales, en su mayoría blancos, le decían que la justicia racial no entraba en sus objetivos. Los grupos que luchaban por los derechos civiles, por su parte, insistían en que la contaminación no era su problema.

“Nos tomó casi 25 años lograr que ambos movimientos se fusionaran, que gente de ambos lados despertara y se percatara de que lo que estábamos experimentando en las comunidades de bajos ingresos y de color era una forma de racismo sistémico con efectos nocivos para la salud”, dice Bullard.

“No solo eso, sino que estas disparidades ambientales estaban teniendo efectos nocivos para la expectativa de vida, la propiedad de la vivienda y la generación de riqueza transformadora”, añade.

Hoy Bullard es Profesor Distinguido de Planeación Urbana y Política Ambiental de la Texas Southern University y copresidente del comité ejecutivo de la Red Nacional Negra de Justicia Ambiental. Su carrera abarca 40 años y hoy su objetivo principal es enseñarles a los jóvenes a luchar por el cambio. Les advierte que “la carrera por la justicia no es un sprint. Es un maratón de relevos en el que tenemos que pasar la estafeta a la siguiente generación de luchadores por la libertad”.

Bullard, quien se refiere al legendario líder de la lucha por los derechos civiles y pionero de las ciencias sociales W.E.B Du Bois como su héroe, insiste en que es crucial que los activistas jóvenes aprendan a utilizar la investigación y la ciencia para respaldar su cruzada por la justicia. Cuando las comunidades desatendidas y marginadas se arman con pruebas y datos, el peso de su protesta se amplifica, añade.

“Siempre hemos incorporado la investigación que producimos y la hemos traducido en acciones de las que las comunidades puedan apropiarse para llevarlas a cualquier instancia, ya sea el municipio, la asamblea legislativa del estado, el congreso o la presidencia, con el fin de cambiar las cosas”, dice Bullard.

Un asunto internacional

Estados Unidos no es el único país que sufre de desigualdad, dice Bullard, quien ve a la Organización de las Naciones Unidas como portavoz del esfuerzo por atacar males sociales, como la pobreza.

“La Organización de las Naciones Unidas está en posición de hablar acerca del imperativo moral de comenzar a abordar algunas de estas inmensas disparidades en la salud y la riqueza y hacer algo al respecto, con el fin de reparar y corregir desigualdades y disparidades estructurales”, dice.

“La globalización ha hecho del mundo un lugar mucho más pequeño. Estamos empezando a ver cómo todos estamos conectados y cómo tenemos que lidiar juntos contra los peligros que acechan en el camino”, advierte el profesor.

La directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen, rindió homenaje a Bullard, a quien llamó un aliado del movimiento ambiental, y alabó su visión, su compromiso y su papel como mentor de los defensores de la justicia del futuro.

“Robert Bullard nos ha mostrado cómo una persona puede movilizar a otras para construir un movimiento por el planeta y la justicia social”, dijo.

“Su compromiso con la idea de que todas las personas, sin importar su origen, tienen derecho a aire limpio y agua limpia, refleja un enfoque en el medio ambiente basado en los derechos humanos, el cual es crucial para un discurso global. Es un honor para el PNUMA reconocer a este pionero con nuestro máximo galardón”, añadió Andersen.

Bullard dice que su recompensa más grande es la gente a su alrededor, para quienes la lucha, así como las pequeñas victorias, son reales.

“La justicia es un largo proceso y no se trata de un asunto instantáneo Si entendemos que esta es una lucha prolongada, lograremos el objetivo final: justicia, imparcialidad y equidad para todos”.

El premio anual Campeones de la Tierra se otorga a destacados líderes de gobierno, la sociedad civil y el sector privado cuyas acciones han tenido un impacto positivo sobre el medio ambiente.

El profesor Robert Bullard es uno de los seis ganadores que se anunciaron en diciembre de 2020, en el umbral del Decenio de las Naciones Unidas para la Restauración de los Ecosistemas 2021-2030.

Al mostrar el importante trabajo que se está realizando en el frente del medio ambiente, los premios Campeones de la Tierra tienen como objetivo inspirar y motivar a más personas a actuar en favor de la naturaleza.

El movimiento por la justicia ambiental surgió de la lucha por los derechos humanos y civiles. Cuando se unen, confirman un solo movimiento: el movimiento por la justicia.

El profesor Robert D. Bullard es un académico y activista, conocido como el "padre de la justicia ambiental". Su extensa investigación ha servido para crear conciencia y tomar acción en contra del racismo ambiental durante cuatro décadas.

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