Photo by Pexels/Mac Mullins
14 May 2025 Reportaje Chemicals & pollution action

La capacitación en competencias verdes, una herramienta clave para enfrentar la contaminación por plásticos

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Los expertos han conocido desde hace tiempo la receta para poner fin a la crisis de contaminación por plásticos que afecta al planeta. Según ellos, el mundo debe adoptar un proceso conocido como circularidad, que se centra en prolongar la vida útil de los productos plásticos y mantenerlos fuera del medio ambiente.

¿Uno de los principales problemas? Muchas empresas que producen y utilizan plásticos no logran encontrar trabajadores con los conocimientos técnicos necesarios para hacer que sus procesos sean más circulares.

“En esta región y en muchas otras, los planes de estudio académicos a menudo no logran mantenerse al ritmo de de las crisis medioambientales, incluida la contaminación por plásticos", afirma Juan Bello, Director Regional y Representante para América Latina y el Caribe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

El PNUMA estableció recientemente una asociación con una red de universidades regionales para brindar a los estudiantes una serie de competencias verdes, entre ellas las relacionadas con la circularidad. Conversamos con Juan Bello sobre esta colaboración y el papel fundamental que desempeñan los estudiantes universitarios en la lucha mundial contra la contaminación por plásticos.

¿Por qué es importante construir una economía más circular para los plásticos?

Juan Bello (JB): La respuesta corta es que el planeta está siendo inundado por la contaminación plástica. Según una estimación destacada, en 2024 la humanidad generó 400 millones de toneladas de residuos plásticos. Gran parte de ese plástico termina en el medio ambiente —desde campos agrícolas hasta ríos. Esta contaminación está afectando los ecosistemas y se encuentra en nuestros cuerpos, con repercusiones sobre nuestra salud que aún no comprendemos por completo. Un modelo más circular permitiría que los productos plásticos duren más tiempo, y que sean más fáciles de reciclar y reutilizar, evitando así que se conviertan en residuos contaminantes.

¿Saben sobre economía circular los graduados universitarios y técnicos de hoy en día?

JB: Los jóvenes son más conscientes que nunca de las presiones ambientales que enfrenta el planeta y de los posibles peligros de la contaminación por plásticos. Sin embargo, en América Latina y el Caribe —y sospecho que en otras regiones—, muchos no están recibiendo la formación académica necesaria para abordar estos problemas, al menos de manera sistémica.

¿Cómo impacta esto en la transición hacia una economía circular del plástico?
JB: La está ralentizando. Hay un creciente apoyo político, empresarial y público a la circularidad en esta región. Pero algunas de las soluciones técnicas necesarias para la transición requieren empleados altamente capacitados. Por ejemplo, ¿cómo se puede alterar la composición del plástico para hacerlo más fácil de reciclar? ¿O cómo se puede crear una alternativa ecológica al plástico que siga siendo duradero? No es sencillo encontrar profesionales con esas capacidades.

La asociación del PNUMA con ARIUSA es el resultado directo del Pacto de Empleos Verdes para la Juventud, una iniciativa de la ONU para crear 1 millón de empleos "verdes" y hacer que un millón de empleos existentes sean más amigables con el medio ambiente. El pacto fue recientemente respaldado por los ministros de medio ambiente de América Latina y el Caribe.

Cambiar los planes de estudio de universidades y centros técnicos es un proceso largo, que puede tardar años o incluso décadas. ¿Cómo piensan abordar ese problema?

JB: El objetivo a largo plazo es ayudar a las universidades y centros técnicos a desarrollar programas que integren la sostenibilidad de forma sistémica. Pero tienes razón: eso toma tiempo. Por eso, en el corto plazo, nos estamos enfocando en cursos más breves, basados en habilidades, desarrollados por las instituciones educativas, idealmente en colaboración con el sector privado. Algunas de estas microcredenciales también podrían cursarse después de la graduación. La idea es brindar rápidamente a los estudiantes habilidades prácticas que los empleadores están buscando.

¿En qué tipos de áreas se van a enfocar?

JB: La respuesta corta: en muchas. La circularidad requiere no solo habilidades técnicas, sino también un cambio de mentalidad y, en muchos casos, de políticas. Por eso adoptamos un enfoque interdisciplinario, trabajando con estudiantes de diversas áreas. Algunas son las que uno esperaría, como ingeniería y diseño de productos, y otras quizás no tanto, como comunicación y derecho. También pondremos énfasis en el pensamiento sistémico. Por ejemplo, ¿cómo diseñar productos plásticos para que duren más, puedan repararse y, al final de su vida útil, reciclarse?

¿Este tipo de capacitación puede ayudar a enfrentar el desempleo juvenil? En América Latina y el Caribe, la tasa de desempleo entre jóvenes alcanza el 14%, casi el triple que entre los adultos.

JB: Sí. Este es el otro elemento clave de la ecuación. Además de combatir la contaminación por plásticos, buscamos ayudar a los jóvenes a acceder a empleos estables y dignos, que escasean en muchas partes de la región y del mundo. Según un informe reciente de LinkedIn, para 2030 se estima que habrá un déficit del 20% en trabajadores con competencias verdes a nivel global. Por eso, los estudiantes que se formen en circularidad tendrán una ventaja en el mercado laboral.

¿Por qué es urgente abordar el problema de la contaminación por plásticos?

JB: Porque está aumentando de forma alarmante. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) proyecta que, de seguir la tendencia actual, para 2060 los residuos plásticos casi se triplicarán y alcanzarán los mil millones de toneladas anuales. Gran parte de esos desechos terminarán contaminando el medio ambiente. Pero al mismo tiempo, en esta región hay cerca de 240 millones de jóvenes entre los 10 y los 24 años. Si logramos introducirlos en la lógica de la circularidad y formarlos con habilidades verdes, pueden convertirse en aliados fundamentales en la lucha contra la contaminación por plásticos.

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El Día Mundial del Medio Ambiente, el 5 de junio, es el día internacional más importante dedicado al medio ambiente. Dirigido por el PNUMA y celebrado anualmente desde 1973, este evento ha crecido hasta convertirse en la plataforma global más grande para la sensibilización ambiental, con millones de personas de todo el mundo participando para proteger el planeta. Este año, el Día Mundial del Medio Ambiente se une a la campaña #SinContaminaciónPorPlásticos liderada por el PNUMA para poner fin a la contaminación por plásticos.

Desde 2018, la campaña #SinContaminaciónPorPlásticos liderada por el PNUMA ha abogado por una transición justa, colectiva y global hacia un mundo libre de contaminación por plásticos.