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30 Jun 2023 Reportaje Energía

Los aires acondicionados exacerban la crisis climática. ¿Cómo la naturaleza puede ayudar?

Aunque el verano en el hemisferio norte apenas tiene unos días, ya está resultando abrasador, con olas de calor que cubren países desde China hasta Estados Unidos.

Aunque el verano en el hemisferio norte acaba de empezar, ya está provocando olas de calor en países como China y Estados Unidos.

A medida que los termómetros se disparan, los habitantes de estas ciudades, y de muchas otras, recurren a los aparatos de aire acondicionado para mantenerse frescos. La ironía es que el uso masivo de equipos de climatización está provocando un aumento de las temperaturas y exacerbando la crisis climática, que podría dejar a tres cuartas partes de la población expuesta a períodos de calor y humedad potencialmente mortales de aquí al año 2100.

De ahí la pregunta: ¿pueden las ciudades adaptarse al aumento de las temperaturas sin recurrir al aire acondicionado?

Hablamos con Mark Radka, Jefe de la Subdivisión de Energía y Clima del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), sobre este dilema, y dice que algunas de las soluciones están en la naturaleza.

¿Hasta qué punto el cambio climático puede seguir calentando las ciudades?

Mark Radka (MR): En 2050, si seguimos por el mismo camino, cerca de 1.000 ciudades registrarán temperaturas medias de 35ºC en verano, casi el triple de la cifra actual de 350 ciudades. La población urbana expuesta a estas altas temperaturas aumentará un 800%, alcanzando los 1.600 millones a mediados de siglo.

 

Es evidente que el calor extremo puede ser mortal. ¿Pero no puede tener también un efecto devastador en las economías?

MR: Sí. De hecho, según un informe reciente, en Dhaka, la capital de Bangladesh, el estrés térmico fue responsable de una pérdida estimada del 8% del PIB de la ciudad, una cifra que aumentará con el calentamiento de las temperaturas.

¿Cómo contribuye la refrigeración a la crisis climática?

MR: La refrigeración contribuye mucho al calentamiento global. Gran parte de los equipos de refrigeración actuales utilizan refrigerantes hidrofluorocarbonados, que son potentes gases de efecto invernadero y consumen mucha energía, lo que los convierte en una doble carga para el cambio climático. Incluso con la retirada progresiva de los hidrofluorocarburos exigida por la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal, si todo sigue igual se prevé que las emisiones de la refrigeración y el aire acondicionado se dupliquen para 2030 y se tripliquen para 2050, pasando del 7% de las emisiones mundiales de GEI actuales. Ahora mismo, cuanto más enfriamos, más calentamos el planeta. Si queremos invertir las tendencias actuales, no podemos seguir enfriando el planeta como hasta ahora.

¿Cuánta energía se dedica en última instancia a mantener fríos los edificios?

MR: Ahora sabemos que la demanda de climatización representa casi el 20% de la electricidad utilizada en los edificios y es el uso de energía que crece más rápidamente en los edificios de todo el mundo, triplicándose de aquí a 2050. Sin embargo, este consumo y crecimiento varía enormemente de un país a otro e incluso dentro de un mismo país. Dichas diferencias suelen estar relacionadas con el contexto geográfico, las condiciones climáticas y los ingresos.

¿Cómo pueden los ayuntamientos reducir el impacto ambiental de los sistemas de refrigeración?

MR: Las ciudades pueden aportar o incentivar muchas de las soluciones necesarias para hacer frente a la demanda de climatización, ya sea mediante la aplicación de normas de planificación, la incorporación de más naturaleza a las ciudades, la construcción de viviendas sociales o la promoción de enfoques como la climatización urbana. En el PNUMA hemos elaborado un manual para que las ciudades se encaminen a lograrlo: Vencer el calor: Manual de climatización sostenible para ciudades.

 

¿Cómo pueden las soluciones basadas en la naturaleza ayudar a reducir el calor en las ciudades?

MR: Las soluciones basadas en la naturaleza (SbN) proporcionan múltiples beneficios a las ciudades y serán fundamentales para que las urbes se adapten al cambio climático. Al mantener las ciudades frescas, mitigan el efecto de la isla de calor urbano, reducen la demanda de climatización y mejoran la resiliencia de sus habitantes ante el calor extremo.

¿Podría mencionar ejemplos de soluciones basadas en la naturaleza?

MR: Plantar y conservar grandes extensiones de árboles y bosques en las ciudades puede enfriar considerablemente el entorno urbano al dar sombra a calles y edificios, potenciar el enfriamiento por evaporación y reducir la temperatura del aire mediante la transpiración. En un día soleado normal, un solo árbol puede transpirar varios cientos de litros de agua, lo que representa un efecto refrigerante equivalente al de dos aparatos de aire acondicionado domésticos funcionando durante 24 horas. La investigación ha descubierto que, en todo el mundo, invertir US$100 millones anuales en árboles en las calles supondría para 77 millones de personas una reducción de 1°C en las temperaturas máximas en los días calurosos.

¿Hay algo más que puedan hacer las ciudades?

Por ejemplo, si se crean masas de agua como lagos, canales, estanques y humedales en las zonas urbanas, se logrará un importante efecto refrescante. El PNUMA y el Gobierno de la República Democrática Popular Lao trabajan actualmente en un importante proyecto de restauración de humedales en cuatro ciudades, del que se espera que se beneficie el 10% de toda la población.

Asimismo, el Consejo Nacional de Investigación de Canadá descubrió que los tejados verdes -en los que un tejado está total o parcialmente cubierto de vegetación- pueden reducir los costes de aire acondicionado en verano hasta en un 75%.

En materia de climatización, ¿hacia dónde debe avanzar el mundo?

Los beneficios para la climatización de las soluciones basadas en la naturaleza están bien documentados, pero es necesario comprenderlos mejor y aprovecharlos para aumentar su aplicación y provocar un cambio a nivel mundial.

 

El PNUMA encabeza el apoyo al objetivo del Acuerdo de París de limitar el incremento de la temperatura mundial a menos de 2°C, y de aspirar a 1,5°C, en comparación con los niveles preindustriales. Para ello, el PNUMA ha desarrollado una Solución de Seis Sectores, una hoja de ruta para reducir las emisiones en todos los sectores en línea con los compromisos del Acuerdo de París y en busca de la estabilidad climática. Los seis sectores identificados son: Energía; Industria; Agricultura y Alimentación; Bosques y Uso del Suelo; Transporte; y Edificios y Ciudades.